martes, 26 de octubre de 2010

SERRANÍA DE CUENCA (25-26 de septiembre)


Este fin de semana visitamos un paraje acogedor y desconocido para muchos, que despierta los sentidos con sus formas y colores: la Serranía de Cuenca. El río Júcar avanza entre alturas y bosques como espina dorsal del Parque Natural.

Avanzamos el sábado por una carretera algo tortuosa hasta llegar a nuestra primera parada: el Ventano del Diablo. Un capricho de la naturaleza que daba al río, encajonado entre formaciones montañosas de cierta importancia. Un mirador nos permitía asomarnos al hermoso paisaje que ofrecía el inicio del otoño y, de paso, empezábamos a añadir especies a la lista: roquero solitario, avión roquero y colirrojo tizón.



Vista desde el Ventano del Diablo


Nuestro siguiente destino era la laguna de Uña. En la extensa lámina de agua descubrimos zampullín chico, gallineta común, ánade real, focha común y varias garzas reales. En el carrizal cantaba el ruiseñor bastardo. El centro de interpretación, inaugurado esa misma semana, posibilitaba una visión más general de la laguna y los cortados que se erigían justo detrás. Antes de comer rodeamos la laguna en un agradable paseo donde observamos numerosos fringílidos, curruca capirotada, petirrojo y algunos córvidos. Los omnipresentes buitres leonados nos acompañarían durante todo el fin de semana.

A primera hora de la tarde paramos en unos cantiles cercanos al pueblo de Uña para intentar la observación del águila real. No hubo suerte, pero un halcón peregrino nos deleitó con sus pasadas y picados. Después nos dirigimos al embalse de la Toba, donde registramos garza real, archibebe claro, garceta común y andarríos chico. En los cortados, a nuestra espalda, localizamos un grupo de chovas piquirrojas en vuelo y, para nuestra sorpresa, dos alimoches (adulto y juvenil) posados en lo alto del cantil.

La última parada del día la realizamos en una pista forestal que partía de la carretera de subida a Las Majadas, y donde observamos pico picapinos y piquituerto.

El domingo empezamos el día visitando el nacimiento del río Cuervo, aún desierto de turistas. Añadimos a la lista pinzón vulgar, agateador común, trepador azul y reyezuelo listado.

Después nos dirigimos a Tragacete para visitar la dehesa del Poyal. El mirlo capiblanco nos dio plantón.



Niña celeste

Y la última ruta partía desde el cercano pueblo de Huélamo, y se internaba entre bosques y roquedos en un paraje conocido como el Masegar. La mayoría del grupo pudo observar, por fin, al águila real. Y concluimos la lista de aves apuntando al triguero, el escribano soteño y la tarabilla norteña.



Huélamo


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