viernes, 1 de julio de 2011

FOCES DE LUMBIER Y ARBAYÚN

Para finales de junio la propuesta ornitológica nos llevaría a Navarra, y más concretamente a sus dos foces más conocidas: las foces de Lumbier y Arbayún. Así pues, con un sofocante calor, que nos acompañaría todo el fin de semana, emprendimos el largo viaje hasta la Comunidad Foral, llegando sobre la hora de comer. La primera visita la realizaríamos en el mirador de Iso, colosal balcón sobre la foz de Arbayún, y aquí empezamos a llenar la lista de aves. Numerosos vencejos reales y aviones roqueros y comunes nos sobrevolaban a corta distancia, muchos buitres leonados se posaban en las lejanas paredes rocosas, y observamos nuestros primeros alimoches. El río Salazar, al fondo del cañón, es el verdadero artífice de esta obra maestra de la naturaleza. En este enclave es posible avistar algún ejemplar de quebrantahuesos, pero no hubo suerte. 



Foz de Arbayún


Ya por la tarde, y tras un trayecto sinuoso que nos llevaría hasta Bigüezal, sobrepasamos este pueblo para acceder a una carretera que nos llevaría hasta las faldas del Arangoiti, la máxima altura de la sierra de Leyre. Los seis kilómetros de ascenso (con alguna bajada) en un agradable, pero algo duro, paseo nos permitiría disfrutar de un excelente hayedo, donde dos integrantes del grupo tuvieron la suerte de observar picamaderos negro. En las mencionadas laderas del pico existe oportunidades de observar, de nuevo, quebrantahuesos. Al otro lado, viendo el embalse de Yesa, sí tuvimos la suerte de observar el paso de un ejemplar, aunque un poco tarde, ya que nos sobrevoló sin que nos diéramos cuenta. Fue un rato con buenas observaciones de rapaces, con una culebrera europea que picó hacia abajo para ascender de nuevo con un reptil en el pico. También los juegos aéreos de dos jóvenes de halcón peregrino y algunos milanos negros. De vuelta, añadimos a la lista especies como los mosquiteros papialbo y común, el carbonero garrapinos, la curruca capirotada o el herrerillo capuchino, por citar algunas. Pernoctamos en el hotel Yamaguchi, en Sangüesa.

Al día siguiente visitamos la foz de Lumbier, con un agradable paseo prácticamente llano por el fondo del cañón, paralelo al río Irati. Este trayecto coincide con una antigua línea ferroviaria desmantelada. De hecho, aún conserva dos túneles que pertenecían a dicha línea. El buitre leonado volvía a ser bastante abundante, con buenas observaciones de chova piquirroja, vencejo real, lavandera cascadeña, halcón peregrino y escribano soteño. Al final del segundo túnel, a mano derecha, se puede acceder al Puente del Diablo, bastante peligroso. Comentar que al inicio del recorrido existe un parking en el que hay que pagar para estacionar el vehículo. Desde Pamplona, nada más tomar el desvío por la NA-178 hacia Lumbier, hay un observatorio desde el cual se puede contemplar un muladar, acondicionado para el buitre leonado, pudiendo observar otras carroñeras como alimoches, milanos y, ocasionalmente, quebrantahuesos.



Foz de Lumbier


La comida la hicimos al lado del río Salazar, en el acceso a Bigüezal, y de ahí salimos hacia Madrid.



Halcón peregrino



Buitre leonado



Cleopatra





Medioluto norteña