viernes, 30 de enero de 2015

LOS OTROS DE ONDARROA

No cabe duda de que la gaviota argéntea americana es la indiscutible estrella de Ondarroa, motivo principal del peregrinar de cientos de ornitólogos venidos de muchos puntos de España y Europa. Pero no por ello se deben menospreciar a otras aves interesantes y fascinantes que ayudan a completar una buena jornada de pájaros en este coqueto puerto pesquero vasco. Os lo muestro con las siguientes fotos.



Gaviota patiamarilla Larus michahellis



Correlimos oscuro Calidris maritima



Vuelvepiedras Arenaria interpres



Bisbita costero Anthus petrosus



Gaviota patiamarilla Larus michahellis





lunes, 19 de enero de 2015

UN PLACER CONOCERLE, MR. SMITH

El año pasado no pudo ser. Este año, sí ha sido posible. Planificado a conciencia el viaje a Ondarroa en busca de su más ilustre habitante. La gaviota argéntea americana más conocida y, posiblemente, mejor documentada de Europa, ya que ha aparecido por tercer invierno consecutivo aquí, presentando un precioso plumaje de tercer invierno que la hace prácticamente inconfundible. Una megarareza que no había que seguir dejando pasar. 



Gaviota argéntea americana Larus smithsonianus


Pero vayamos por orden cronológico. Llegué a Ondarroa la tarde del viernes 9 de enero con intención ya de asomarme al puerto, en plan relax, estudiando la zona y, con suerte, toparme con Mr. Smith. Así lo hice, sin suerte con la gaviota en cuestión. Pero me encontré con cuatro compañeros de fatigas que conocí el año pasado, curiosamente por estas fechas, en Santoña. Fue una alegría saludar de nuevo a Pedro, Javi, Jesús y Goyo, que estaban allí por el mismo motivo que yo. Juntos los cinco, nos animamos de nuevo a recorrer el puerto en busca de la gaviota. Como dije antes, no hubo suerte pero, a última hora de la tarde, Pedro me avisa de que habían localizado una gaviota cáspica de primer invierno en un tejado de una casa cercana al puerto, y para allá que fui corriendo. Mi primera cáspica. Para asegurarme de la correcta identificación de esta complicada especie, envié días después la foto a mi tocayo Gabi Martín, experto gaviotólogo, que confirmó la observación.



Gaviota cáspica Larus cachinnans


Con esta interesante e inesperada observación quedamos para el día siguiente esperando hubiera mejor suerte.

La mañana siguiente no deparó nada nuevo. La argéntea americana seguía sin aparecer y, para lo que yo esperaba, no había apenas gaviotas en el puerto. El pesimismo empezaba a sobrevolar nuestras cabezas. Como suele ocurrir en el mundo pajarero, siempre conoces gente con la misma afición. Eso mismo sucedió con Delfín González, al que tuve el placer de conocer allí. Pedro y compañía decidieron marcharse pues en el puerto buscábamos sin fortuna y preferían buscar aves en otros lugares. Me quedé solo a la hora de comer, y decidí hacerlo sobre el terreno. No había colocado los bártulos para empezar, cuando una gaviota de aspecto muy pálido llamó mi atención. Con los prismáticos pude comprobar, con alegría y nervios, que era la ansiada gaviota americana. ¡Por fin! Por supuesto, avisé a Delfín y a Pedro. Comí rápidamente y me dediqué a observarla y no perderla de vista hasta que llegaran. La mala suerte vino cuando una joven patiamarilla echó del posadero a nuestra protagonista y no la pude relocalizar. Me sentí muy mal cuando llegaron y les conté lo que había pasado. Tantos kilómetros para volverse de vacío. Una pena. El domingo era la última oportunidad de observarla mejor y en la famosa rampa, que no se había dignado a visitar en todo el fin de semana. Para más inri, daban lluvia por la mañana.

Efectivamente, amaneció el domingo con lluvia, lo que me permitió holgazanear un poco más en la cama. Me planteé quedarme en cama y no ir dado el tiempo que estaba haciendo. Pero las ganas podían más e hice de tripas corazón y, en un momento que la lluvia respetaba, cogí los trastos y volví al puerto. Allí me encontré de nuevo con Delfín, que la tenía localizada en el tejado donde se suele ver. La disfrutamos, por fin, como se merece. A mediodía conocí a Juankar Andrés, y disfrutamos de la gaviota en el tejado y, por fin, en la rampa. Gracias a todos por vuestra ayuda y por compartir estos días de pajareo total.

Y a continuación, unas fotos más de esta maravilla venida del continente americano. ¡Qué lo disfrutéis!



















 
 

martes, 6 de enero de 2015

ALCAUDÓN ISABEL PARA EMPEZAR BIEN EL AÑO

En lo ornitológico, no hay mejor manera de comenzar un buen año que apuntarse una buena observación o un "bimbo", lo que lanza las expectativas de cara a futuras salidas. Eso es lo que me ha sucedido, aprovechando mis vacaciones en casa, cuando surgió la oportunidad de dedicar el pasado 3 de enero un asomo al marjal de Almenara en busca de su habitante más ilustre: un macho adulto de alcaudón isabel que localizaron por primera vez a mediados del pasado mes de diciembre y que tiene toda la pinta de que pasará algún tiempo por estos lares. Gracias a mi hermano Raúl, que se comió todos los kilómetros entre Cartagena y el mencionado lugar, pude anotarme esta especie asiática en mi lista y disfrutar de ella el rato que estuvimos allí. Gracias hermano por tu apoyo.

Aun era de noche cuando, tras llenar el depósito y desayunar, emprendimos el viaje con ganas e ilusión. Teníamos por delante algo más de tres horas de carretera hasta llegar al punto donde se le localizó por última vez. Gracias a un planning basado en capturas de pantalla del Google Maps que me curré días atrás, llegamos al lugar sin problemas. A partir de ahí, solo valía la observación y la suerte. En una jornada más bien calurosa y sin nubes, nos encontramos con José Portillo y Diego Martín, que también buscaban al alcaudón. Para el que se anime a acercarse, las últimas observaciones se citan en el entorno de una carretera llamada Camí Terraplé Tallola, en cuyo perímetro basamos nuestra búsqueda. José y Diego decidieron acercarse al lugar donde se le citó los primeros días mientras mi hermano y yo nos dedicamos a recorrer la carretera una y otra vez. En un momento dado, mi hermano se quedó en el coche y me encontraba solo en el margen del camino mirando con los prismáticos cuando, de pronto, una bola pálida se posa en lo alto de unos rastrojos delante mía, eso sí, a distancia. Los nervios y la emoción se apoderaron de mi, y le observé unos segundos antes de avisar a mi hermano. Él venía, encontrándose con José y Diego, y los tres vinieron a paso ligero hasta mi posición. En un comportamiento típico de alcaudón, se dejaba caer al suelo para volver al mismo posadero con alguna presa. Nos deleitamos con su presencia, y así estábamos cuando decidió volar más atrás, perdiéndose de vista. Diego y yo nos encaminamos al otro lado de la carretera, buscándole y localizándolo en un delgado árbol seco, muy lejos. Volvíamos al punto anterior y nos hicieron señas de que había vuelto al sitio donde lo descubrí. Después de volver a deleitarnos con su presencia y comportamiento, no podía irme sin alguna foto decente del animal. Para ello, aproveché una hilera de naranjos para avanzar oculto hasta su altura y comprobar si ese comportamiento confiado era un mito o una realidad. Mientras reclamaba imitando a un carricerín real, mostraba total indiferencia ante mi presencia, a una distancia prudente hasta que decidí que ya estaba bien y me retiré del lugar. En ese mismo momento, el alcaudón decidió irse también de allí. Después de despedirnos de nuestros compis de fatigas, comimos relajadamente y con ganas para, con tiempo, volver tranquilamente a Cartagena con los deberes hechos. Mi único momento pajarero de mis vacaciones en casa, pero qué momento. 

Gracias a José Portillo y Diego Martín por compartir experiencias y este especial momento, y a mi hermano Raúl que, cuando se lo propuse, no dudó en aceptar y, sin su ayuda, no hubiera sido posible. Y ahora unas fotos de este precioso pájaro proveniente del continente asiático. Gracias por seguir mi blog, un saludo.



Alcaudón isabel Lanius isabellinus



Alcaudón isabel Lanius isabellinus



Alcaudón isabel Lanius isabellinus



Alcaudón isabel Lanius isabellinus