viernes, 27 de julio de 2012

VALLE DEL ALTO OJA

Bellos paisajes y tranquilidad se nos presentaba en estos lares poco frecuentados y poco conocidos, y me incluyo en esa lista, pues desconocía la existencia de este lugar que ya figura en rojo en mi cuaderno de campo, con la esperanza de poder repetir en el futuro. Esta zona concreta de la Sierra de la Demanda engancha por sus variados ecosistemas, su valiosa naturaleza y, como he dicho antes, por su enorme regocijo de calma y sosiego, invitando al viajero a meditar mientras se contempla sus infinitos horizontes y sus frondosos rincones. Descubrir la belleza de este valle es toda una aventura, y no defrauda. Vamos a desgranar lo acontecido el fin de semana del 14 y 15 julio cuando viajamos a lo desconocido y volvimos con la sensación de haber estado allí mucho tiempo.

El sábado llegamos al lugar poco antes de comer, lo que nos permitió realizar un pequeño paseo subiendo la carretera que conduce a la estación de esquí de Valdezcaray. Reseño antes que nada que el centro neurálgico y la referencia para moverse por allí es Ezcaray, bello pueblo enclavado en plena cabecera del valle del Oja. Después de este inciso, continuamos narrando lo que encontramos en la subida a las pistas de esquí. En plena subida, paramos en una carretera que accedía a unos repetidores, en lo alto de una cota. Es este un buen lugar para deleitarse con las idas y venidas del alcaudón dorsirrojo, el escribano cerillo y la curruca zarcera como aves más destacadas observadas ese ratito. La lista no podía empezar mejor, y con esa buena toma de contacto bajamos a Ezcaray para comer. El lugar elegido fue una zona verde pegada al río Oja, que nos deparó buenos momentos para la observación. Aquí se dejó ver el agateador común, el camachuelo común, la lavandera blanca y el mirlo acuático, por citar algunas. 



Alcaudón dorsirrojo



Río Oja a su paso por Ezcaray


La tarde la dedicaríamos a visitar un hayedo en el pueblo de Azarrulla, cuya ruta recibe el nombre de "Barranco de Usaya". Se trata de un camino que se interna en dicho hayedo, acompañando siempre al arroyo Usaya, afluente del Oja, y que salvaremos varias veces por medio de pasarelas de madera (en el momento de nuestra excursión, la segunda pasarela estaba rota, precaución). Tras 600 metros de caminata, la pista realiza un giro a izquierda de 180º, pero nosotros seguimos por una vereda que se internaba de frente en el bosque. El paisaje es idílico como en un cuento de hadas, frondoso en sus laderas y relajante en el susurro de sus aguas, que te acompaña durante el trayecto, envuelto en sombras y en paz. Merece la pena parar un momento y oír el silencio del bosque, el mecido de las ramas y el trino de los pájaros. Y tú alzas la vista intentando localizarlos, y te encuentras gigantes verdes que apenas dejan ver el cielo y que te invitan a continuar por sus húmedos pasillos de barro. Cuando llegas a la séptima y última pasarela, debes volver sobre tus pasos, disfrutando de nuevo de una belleza como pocas veces se podrá encontrar. En cuanto a aves, esta ruta es especialmente indicada para intentar agateador norteño, carbonero palustre, camachuelo común y reyezuelos sencillo y listado. 



Anacamptis pyramidalis


El domingo tocaba subir al collado de la Cruz de la Demanda, puerto de montaña propicio para intentar localizar a una de las aves más esquivas de nuestra fauna: la perdiz pardilla. La niebla permanecía en lo alto, e hicimos tiempo parando en un área recreativa en la subida para realizar un corto paseo a lo largo de la carretera. Volvió a salir a la palestra el carbonero palustre, además de añadir a la lista lavandera cascadeña. 

A media mañana la niebla disipó y llegamos a las increíbles vistas del collado con la clara misión de observar a la perdiz en cuestión. El lugar no se caracteriza por su diversidad faunística, sin embargo los dos bisbitas observados son una muestra de lo selecto del lugar: bisbitas campestre y alpino. Tras realizar la ruta de Pozo Negro, con la cumbre de Otero como testigo, llegamos al collado de Toborlaza donde a nuestra derecha y echando la vista hacia abajo, pudimos descubrir una laguna de verdes aguas. Ese es Pozo Negro, bello paraje en una sucesión de secos glaciares, donde nos encontrábamos. De pronto, alguien dio el aviso: perdiz pardilla a tomar viento. Y como suele pasar en estos casos, desbandada al lugar de los hechos. La cita es dudosa, la distancia y la reverberación no ayudaban a la observación, y lo tuvimos que dejar en interrogante, ya que quedaba volver al bus, bajar a Ezcaray y comer. Para colmo de males, Mercedes se cayó y se abrió el labio, además de varias contusiones por todo el cuerpo. A un médico rápidamente. Ya se encuentra bastante mejor, así que desde aquí muchos ánimos y a mejorarse. Muchos besos.

Y quería acabar esta entrada acordándome de la "Vieja Guardia", que los echábamos de menos, a Santi y a Miguel Ángel, y los buenos momentos que vivimos ese fin de semana. Y, como no, del reverso tenebroso que se iba apoderando de casi todos nosotros, dirigiendo los prismáticos y las cámaras a otros bichos igual de atractivos y bellos: las mariposas, presentes en todos los lugares visitados. Vaya carreritas que nos dábamos para identificar unas o fotografiar otras, somos unos frikis (¿verdad, Edu, Félix...?).



Melanargia lachesis




Argynnis pandora



       

Lycaena virgaureae miegii     







martes, 10 de julio de 2012

EL QUEBRANTAHUESOS Y SUS PLUMAJES

Tras mi visita a la sierra de Boumort y la observación del "pájaro de barro" y demás carroñeras, me he planteado una entrada sobre la identificación de esta bella rapaz en sus diferentes plumajes, algo que se echa de menos en la mayoría, por no decir todas, las guías de identificación. A la hora de identificar correctamente un ejemplar de quebrantahuesos para determinar su edad deberemos seguir unos criterios que son de utilidad para realizar la observación e identificación de forma satisfactoria. Existen seis clases de edad, según el plumaje y ciertos rasgos, que espero dejar claro en las siguientes líneas y sus correspondientes imágenes. 

JUVENIL 1º año (fase 1.1)

Silueta de vuelo macizo, sin presencia de muda (rémiges secundarias puntiagudas). Alas redondeadas y largas. Cola corta y su base en contacto con las rémiges secundarias. Cabeza y cuello negros, iris oscuro y barba apenas apreciable. Parte superior de la espalda con presencia de escudo blanco en forma de "V" muy visible. Espalda marrón, cobertoras marrones ocasionalmente salpicadas de plumas blancas. Plumaje del pecho, vientre y calzas marrones moteados de claro.





JOVEN 2º año (fase 1.2)

Silueta en vuelo todavía maciza con irregularidades, iniciando las primeras mudas en las rémiges primarias internas. Cabeza y cuello negros formando una capucha, contrastando fuertemente con el pecho marrón. Iris más claro. El escudo dorsal empieza a difuminarse. Espalda marrón, cobertoras marrones más claras salpicadas de plumas blancas. El moteado claro del pecho y calzas ha desaparecido o apenas se aprecia. Empieza la muda de las rectrices.





INMADURO 3º año (fase 2.1)

Silueta en vuelo de aspecto irregularmente dentado, creado por la muda de las rémiges secundarias (plumas viejas más largas y puntiagudas; plumas nuevas redondeadas, más cortas). Cabeza y cuello negros, contrastando fuertemente con el vientre marrón. La cara puede empezar a blanquear y la barba es más visible. El escudo dorsal ya no se distingue y la coloración de la espalda es más homogénea. Espalda marrón, cobertoras marrones más claras que las rémiges, ocasionalmente salpicadas de plumas blancas. La muda de las rectrices continúa.





SUBADULTO 4º año (fase 2.2)

Silueta esbelta como la del adulto, presentando a menudo mudas bien visibles de las rémiges primarias externas. Alas estrechas y puntiagudas, cola larga. Las plumas de la cara son blancas y la parte superior de la cabeza se aclara (las plumas negras desaparecen progresivamente). Se le aprecia la mancha auricular. El cuello todavía es negro (restos de plumas de la capucha del inmaduro) y la cabeza se vuelve blanquecina o anaranjada. La coloración marrón de la espalda es homogénea, las cobertoras, más claras que las rémiges, pueden estar salpicadas de plumas blancas.





ADULTO IMPERFECTO 5º-6º año (fase 2.3)

Silueta esbelta y plumaje abigarrado mezclando plumas marrones a las de color gris pizarra de adulto. Todavía están presentes algunas plumas oscuras en la región ventral y cuello. Cabeza blanca, presencia de collar mal dibujado y más ancho que en el adulto. La parte inferior de las alas todavía no presenta el contraste entre el aspecto negro de las cobertoras y el gris de las rémiges. Dorsalmente presenta menos negro que el adulto.





ADULTO > 7 años (fase 3)

La silueta en vuelo es esbelta y estilizada, alas estrechas y cola larga. Plumaje limpio y contrastado. La coloración de la cabeza, pecho y vientre varía del blanco al naranja. Presencia frecuente de collar fino en el pecho más o menos cerrado o marcado. Las plumas de la espalda son gris pizarra o de aspecto negro, el contraste con la cabeza es evidente. El raquis blanco sólo es visible desde muy cerca. La parte inferior de las alas presenta un contraste entre el aspecto negro de las cobertoras y el gris de las rémiges, que poseen el borde oscuro.









El otro tema a tratar es cómo hacer para poder fotografiar en este muladar desde el hide. No tiene complicación alguna. Este hide, ubicado en plena Reserva Nacional de Caza de Boumort, en la sierra homónima, es gestionado por la Generalitat de Cataluña, donde debéis dirigiros. En su web (www.gencat.cat) podéis obtener el formulario para rellenar y enviar a la dirección postal que viene en la propia hoja, así como las normas y pautas a seguir en el uso del hide y la tramitación del correspondiente papeleo.

Pues espero que esta entrada os sea de ayuda a la hora de identificar al quebrantahuesos y os facilite las cosas cuando tengáis que tramitar el permiso. Sólo puedo decir que el trato recibido allí por parte de la Guardería de la Reserva fue ejemplar, así como con el personal de la Generalitat a través del correo electrónico. Gracias a todos.