sábado, 24 de septiembre de 2011

FIN DE SEMANA ENTRE FLAMENCOS Y LIMÍCOLAS

Pues eso, recién llegado de Tarifa, quise seguir la inercia que llevaba con la observación de limícolas y demás, y aterricé casi sin solución de continuidad en mis queridas Salinas de San Pedro del Pinatar. Y no sé cuántas veces habré ido allí este año, pero es que pienso dejarme caer un par de veces más, por lo menos. Aunque sólo pude salir el viernes día 9 de septiembre y un rato al día siguiente con unos amigos, y no realicé la ruta de las Encañizadas, no estuvo mal la cosa.

Ese viernes salí muy temprano desde Cartagena para llegar con las primeras luces y tener la oportunidad de observar y fotografiar algunas especies antes de que se masificara la zona, como así ocurrió más tarde. Destacaremos la poca presencia de tarro blanco, que aumentará en invierno y, sobe todo, en primavera. El paso de limícolas era escaso en número de individuos pero interesante en cuanto a especies detectadas. Cuatro especies de correlimos (común, menudo, tridáctilo y zarapitín), archibebe común, claro y oscuro, cigüeñuela común, avoceta común, las tres especies de chorlitejo (patinegro, grande y chico), combatiente y andarríos chico como resumen de lo visto de este grupo de aves. Han llegado los charranes patinegros en buen número, y se veía aún algunos charrancitos picando sobre el agua. Pero dos de las aves emblemáticas de las salinas son la gaviota picofina y el flamenco. De la primera contabilicé cerca de 220 ejemplares, entre adultos y jóvenes, dando cuenta de su buena aclimatación con la zona. El flamenco es la estrella, llegué a contabilizar cerca de 600 individuos entre adultos y jóvenes. Está presente todo el año aunque no cría en el Parque. Para rematar la lista, zampullín cuellinegro (abundante sobre todo en invierno), martín pescador, garceta común, garza real y dos hembras de cuchara europeo, por citar algunas más.



Gaviota picofina de primer invierno



Correlimos zarapitín juvenil



Correlimos menudo con plumaje casi invernal



Flamenco común joven



Flamenco común joven


Por la tarde, una breve parada en las salinas de Lo Poyo, donde destaca un enorme carrizal costero en el que es habitual encontrar aguilucho lagunero, que utiliza la zona de dormidero, al igual que la lavandera boyera o numerosos fringílidos.

El sábado acompañé a unos amigos (Juan y Mamen), que se han iniciado en esto de las aves de nuevo a las salinas de San Pedro, pudiendo dar los primeros pasos en el apasionante mundo de la ornitología. Van por buen camino. ¡¡¡Ánimo!!!.





jueves, 22 de septiembre de 2011

LEVANTE Y PONIENTE

Asociados siempre a la zona del Estrecho y Tarifa, el mejor punto del Paleártico Occidental para disfrutar de uno de los acontecimientos más impresionantes del mundo animal: la migración de las aves. Y como reza el título, sin estos dos tipos de vientos, la migración no sería la misma. Si sopla Levante (viento que sopla de Este a Oeste, y que empujaría mar adentro), la mayoría de las aves no cruzarán, y se formarán tapones en las zonas costeras. Si hay Poniente (sopla de Oeste a Este, los desplazarían a tierra firme en África), largas escuadras y grupos se juntarán y nos dirán adiós hasta la primavera siguiente. Y en nuestro recorrido por esta privilegiada zona nos encontramos con ambas vertientes.

Lo primero que visitamos, ya que bajamos vía Málaga, fue la desembocadura del Guadalhorce, cercana a la urbanización Guadalmar. Se accede desde la misma playa o desde un puente que cruza el río. Lo componen varias lagunas inundables que, pese a la proximidad de una gran ciudad, alberga gran riqueza ornitológica, por su proximidad al estrecho de Gibraltar y, por tanto, permite ver especies residentes y migrantes. Es un buen lugar para detectar limícolas, ardeidas, gaviotas y anátidas, incluida la malvasía cabeciblanca. 

Para el segundo día ya emprenderíamos la visita orientada a la zona del estrecho. Concretamente, visitando varios de sus observatorios. Empezamos la mañana en el del Algarrobo, donde casi pasamos el día entero. Destacamos el paso de abejero europeo, aguililla calzada, culebrera europea y cigüeña blanca. La nota la pusieron el grupo de unos 30 alimoches que nos sobrevolaron y tres de las cinco especies de vencejo (común, pálido y real) que podemos encontrar en la Península Ibérica, permitiendo ver las diferencias entre ellas. A mediodía paramos en Cazalla, donde nos deleitó un gran bando de cigüeña blanca que se dirigía ya a África, y la presencia de un juvenil de águila perdicera. Por la tarde nos dirigimos al observatorio de La Peña, con la intención de localizar alzacola, pero no hubo éxito. El resto de la tarde la dedicamos a visitar el río Palmones, con su ya habitual pareja de águila pescadora.



Culebrera europea, Algarrobo




Águila perdicera juvenil, Cazalla



Bando de cigüeñas blancas, Cazalla




Alimoche, Algarrobo


Al día siguiente visitamos la playa de Los Lances, aprovechando que a esas horas no había gente aún. Nos encontramos, desde el observatorio que hay accediendo por una plataforma de madera, con un solitario flamenco juvenil, un par de agujas colipintas y varias especies de gaviotas, entre la que se encontraba la de Audouin. A las 11 teníamos una salida en barco para observar cetáceos, así que nos dirigimos a Tarifa. Puedo decir que tuvimos observaciones más interesantes de aves que de mamíferos marinos. De lo primero, pardela cenicienta y balear, paíño común, numerosos charranes, charrancitos y fumareles, alcatraces y págalo pomarino. De lo segundo, sólo calderón común y delfín mular. 



Calderón común



Delfín mular



Págalo pomarino


Comimos en la sierra de la Plata, accediendo desde Bolonia, intentando ver vencejo moro, pero no hubo suerte.

La tarde la pasamos en La Janda, gran extensión de arrozales que ocupaba una antigua laguna desecada. Destacaremos la observación de un gran bando de moritos, dos espátulas, un solitario calamón, algún aguilucho cenizo, cigüeña blanca a rebosar y lavanderas boyeras y golondrinas comunes acudiendo a su habitual dormidero.



Cigüeña blanca, La Janda


Con fuerte viento de Levante empezamos la mañana siguiente, y de nuevo desde la playa de Los Lances, con buenas observaciones de limícolas. Una breve parada en Cazalla nos deparó pocas sorpresas, así que nos dirigimos a las marismas de Barbate. De camino, en las afueras de La Zarzuela, un bando de ibis eremita se alimentaban en el suelo. De nuevo, llegando a Barbate, en una propiedad privada, otro bando de ibis eremita se alimentaban y descansaban junto al ganado, con el mismo comportamiento que la garcilla bueyera. Por supuesto, no podíamos desaprovechar una oportunidad así, y les dedicamos un rato de observación. 



Correlimos gordo, Los Lances



Correlimos tridáctilo juvenil, Los Lances




Ibis eremita, Barbate



Ya en las marismas, clases prácticas de identificación de limícolas, que permitió al grupo identificar y reconocer a las numerosas especies que allí se congregaban: varias especies de correlimos (común, menudo, zarapitín y tridáctilo), chorlito gris en plumaje estival, chorlitejo patinegro y grande, archibebe común y claro, zarapito real y trinador, y una hermosa pareja de águila pescadora, ya habitual en este lugar. Aprovechamos la última hora de la tarde para volver a La Janda, donde volvimos a observar de nuevo especies vistas anteriormente, además de andarríos grande y aguilucho lagunero, como más destacado. 

Nuestra última mañana en la zona del Estrecho la dedicamos a visitar el Centro de Visitantes "Huerta Grande", donde realizamos una ruta circular para detectar reyezuelo listado, agateador común y herrerillo capuchino, por citar algunos, y un breve asomo al observatorio del Algarrobo, con buen paso de calzadas. Así concluía nuestro encuentro con la migración, y ya de vuelta para Madrid.