jueves, 29 de diciembre de 2011

PAJAREANDO POR SAN PEDRO Y SORPRESA EN EL PUERTO DE CARTAGENA

Con ganas de pajareo antes de empezar otro año me dirigí estos días pasados a mi tierra. Como el 25 llegué muy tarde, el lunes 26 lo dediqué a descansar y pasear por Cartagena y, por supuesto, visité su bonito puerto. Me acompañaba mi hermano Raúl, en un día despejado y fresco, y alcanzamos el último muelle existente, ya que había observado movimiento de gaviotas y me entró el gusanillo. Cuando llegamos allí, la sorpresa fue mayúscula. "¡Mira lo que se mueve por allí!" exclamó mi hermano. Sin óptica ni nada me dio la sensación de ver algo que no encajaba con ninguna gaviota ni similar. Cuando nos acercamos un poco más, aparece ante nosotros un alca común, atareado en zambullirse y desplegar las alas. No me lo esperaba, la verdad. Decidimos acercarnos después de comer con todos los cachivaches y deleitarnos con su presencia. Así lo hicimos y, efectivamente, no había duda: ahí estaba el alca. A lo lejos aparece otro ejemplar. No puede ir mejor la cosa. El telescopio nos permitió ver, además, bastante gaviota de Audouin, gaviota patiamarilla y el ir y venir de algunos cormoranes grandes. Aproveché la oportunidad que me brindaron un quinteto de gaviotas de Audouin para inmortalizarlas en mi tarjeta de memoria, tumbándome y reptando para poder acercarme más sin que salieran volando. Con este momento tan productivo como inesperado nos fuimos a casa, y decidí volver al día siguiente.






Gaviota de Audouin




Hice tiempo hasta que saliera el autobús que me llevaba a San Pedro del Pinatar visitando de nuevo el puerto de Cartagena. Allí me los volví a encontrar, a los dos ejemplares de ayer, y ahora mejor vistos. Uno de ellos me permitió unas instantáneas.



Alca común


Llegué a San Pedro del Pinatar a eso del mediodía y me di prácticamente la vuelta al ruedo. Desde las salinas hasta el puerto de San Pedro. Después a la playa de La Llana hasta la Encañizada, y seguidamente el paseo de los molinos hasta Lo Pagán, y vuelta a la estación de autobuses. Para entonces ya no tenía piernas. Como resumen comentaré lo más destacado de este periplo. 

En las salinas: algunos flamencos, tarro blanco, aguja colinegra, avión roquero, martín pescador, archibebe oscuro, lavandera cascadeña y gaviota picofina, por citar algunas especies.

En la charca de interpretación: ánade rabudo, silbón europeo, flamenco, tarro blanco, curruca rabilarga  y mucha gaviota patiamarilla, como especies más significativas.

En la playa de La Llana: gaviota de Audouin, alcaudón real, chorlito gris y vuelvepiedras.

La Encañizada era un hervidero de vida: chorlito gris, correlimos varios (común, menudo y tridáctilo), chorlitejos grande y patinegro, zarapito real y trinador, aguja colipinta, garza real, bisbita alpino, espátula, flamenco, ánade real, tarro blanco, cigüeñuela, avoceta y un largo etcétera. Ya en el paseo de los molinos, el habitual grupo de zampullín cuellinegro y gaviota picofina.

Sin noticias de la barnacla carinegra, ya que cuando llegué la luz era muy pobre y preferí empaparme de especies que buscar a una sola. No me esperaba encontrar el lugar así, fue un espectáculo enorme y muy gratificante. ¡¡¡Venid a pajarear a mi región de Murcia!!!

Como apunte final, y para que veáis que la frase de antes no es un camelo, el miércoles por la mañana volví al puerto de Cartagena (sin óptica) y me encuentré con 4 alcas descansando en el agua. Así que ya sabéis, murcianicos pajareros, igual les da por comerse las uvas allí. No perdáis esta oportunidad.

Yo comeré las uvas, si hay suerte, con el lince en Andújar. Os deseo un feliz año nuevo, ya os contaré el año que viene...





viernes, 23 de diciembre de 2011

FELICIDADES

Con mis mejores deseos, que este año que entra sea mucho mejor en todo para tod@s.



LAGUNAS MANCHEGAS

El pasado miércoles 21 un grupo de intrépidos pajareros visitamos algunas de las numerosas lagunas que se desperdigan por La Mancha con la intención de observar y fotografiar aves, hecho que a algunos se les dio mejor que a otros. El cielo amaneció despejado, pero el frío era latente, y lo notábamos especialmente cuando nuestras manos entraban en contacto con los equipos fotográficos.

Nuestro primer destino era la laguna de Manjavacas, en la provincia de Cuenca, y el único lugar de la Península donde, hasta ahora, se sabe que ha criado el flamenco enano, divagante africano. En verdad, nuestro principal objetivo allí era observar y fotografiar a las numerosas grullas comunes que estaban presentes. Desgraciadamente, cuando llegamos, las grullas ya habían abandonado la laguna para alimentarse en los campos de los alrededores. Nos tocaba avanzar con el vehículo para ir en su busca y rezar para que algún grupo nos sobrevolara por encima. Muchos grupos levantaban el vuelo pero no pasaban tan cerca como esperábamos, y otros permanecían en tierra pero a una distancia más que prudente. Hicimos lo que pudimos, pero el disfrute de observar cerca de 3000 ejemplares moviéndose por la zona nos deleitó pasamos un rato muy entretenido. Y si a esto le añades la observación de dos grupitos de ganga ibérica en vuelo y uno de ánsares comunes cerca de nuestra posición, podemos decir que la primera parte de la mañana fue redonda. Visto que no íbamos a conseguir mucho más con las grullas, avanzamos hacia la laguna para completar la lista con las numerosas anátidas y limícolas que se veían en el agua. De anátidas destacamos el cuchara europeo, la cerceta común, el ánade friso y el ánade azulón; de limícolas, buenas observaciones de correlimos menudo y común, chorlitejo grande y patinegro. Además, avefrías europeas, dos avutardas en vuelo (las únicas del viaje), escribano palustre, mucho aguilucho lagunero, una hembra de aguilucho pálido y una nueva especie para mi: un primer invierno de gaviota enana. 



Bando de grullas comunes


Con los deberes hechos nos dirigimos a la laguna del Pueblo, en Pedro Muñoz, donde comimos. Allí destacaremos zampullín chico, tarro blanco y mucha gallineta común.



Laguna del Pueblo


A las afueras de Campo de Criptana, cerca de la laguna del Salicor, se encuentran unos campos de labor muy querenciosos para observar esteparias. Se puede ver avutarda, sisón, alcaraván y ortega, pero nosotros solo vimos un bando de grullas. Habrá que intentarlo en otra ocasión. Si fuimos hasta allí sería por algo, digo yo.

Para acabar el día nos dirigimos a la laguna de La Veguilla, en Alcázar de San Juan, y que nunca decepciona. Parecía un hervidero de aves, donde el grupito de flamencos nunca falla, sus numerosos aguiluchos laguneros, anátidas (solo porrón europeo como nueva especies respecto del resto de lugares visitados), mucho gavioteo, y la visión de un fumarel común entre las reidoras y sombrías. Ha decidico pasar las fiestas navideñas con nosotros, bienvenido sea. El audio de un rascón europeo mientras las cigüeñas blancas entraban a la laguna a dormir (vaya espectáculo) cerró un excelente día de campo. 



Laguna de La Veguilla


lunes, 19 de diciembre de 2011

VK1030

Esta es mi cuadrícula asignada año tras año para censar y realizar programas de seguimiento de aves. Desde Lominchar, mi cuartel general, escudriño las bellas tierras toledanas echando al zurrón cuanto bicho alado se pone en mi camino. A partir de ahora, siempre que baje a censar o, simplemente, observar aves en esta zona, publicaré lo observado en mi blog. Llevo unos 11 años pajareando por estos lares y me ha deparado agradables sorpresas. 

Primero os pondré al tanto de este lugar, para que lo vayáis conociendo. Lominchar es un pequeño y coqueto pueblo toledano ubicado dentro de la comarca de La Sagra. Apenas supera los 2000 habitantes (2010) y está a 645 msnm. Esta comarca se caracteriza por ser llana, ligeramente ondulada, donde predominan los cultivos de cereales y regadíos, vegetación esteparia en los predios no cultivados, con algunos viñedos y olivares. En concreto, esta cuadrícula está jalonado al oeste por el río Guadarrama, y están presentes las siguientes poblaciones: Chozas de Canales, Recas y Yunclillos, además de Lominchar. La ganadería y la caza son sus otras principales fuentes de ingresos. 

Después de esta breve introducción, vamos al grano: las aves. Este fin de semana me desplacé a Lominchar para realizar el NOCTUA y el SACRE de invierno, ambos proyectos de SEO/Birdlife. 

El sábado por la mañana efectué mis ocho recorridos del SACRE para detectar aves en la zona. A pesar del frío y el ligero viento pero con cielo despejado, localicé bastante bicherío. En total observé 42 especies de aves, destacando las rapaces, que raras veces fallan: milano real, busardo ratonero, aguilucho pálido, aguilucho lagunero occidental, cernícalo vulgar y mochuelo europeo. Los paseriformes se dejaron notar también, con buenas concentraciones de pardillo común, verdecillo, pinzón vulgar, jilguero y mosquitero común. Los aláudidos son frecuentes por aquí (alondra común y cogujada común). Tres de los gorriones peninsulares vistos en un mismo sitio (gorrión común, molinero y moruno) y aves frecuentes en invierno por estos lares (avefría europea, garcilla bueyera, lavandera blanca y bisbita pratense). A modo de resumen, no es mala opción para pasar una mañana entretenida observando aves.

El domingo por la tarde, con menos viento, me dirigí a la primera estación de escucha para realizar el NOCTUA. De camino, me entretuve con varias observaciones interesantes. Dos milanos reales me deleitaron con sus planeos por encima de mi cabeza justo a las afueras del pueblo. Un bando de unas 60 avefrías europeas y algunas garcillas bueyeras aprovechaban las labores de un tractor para alimentarse. Cerca del primer punto de escucha detecté, muy lejos, una chopera donde posiblemente hubiera un dormidero de milano real, ya que vi cerca de 20 ejemplares dando vueltas encima a última hora de la tarde. Y cuando ya cogía posiciones, tres bandos diferentes de grulla común con su característico trompeteo me sobrevolaron  para dirigirse hacia el noroeste. Sin solución de continuidad, el coro de mochuelos europeos empezó a sonar, y entre mochuelo y mochuelo, la pareja de búhos reales se mandaban mensajes de amor. Mejor no podía acabar el fin de semana. 

Y esto que no he contado lo vivido en años anteriores, os aseguro que es una buena opción para pasar un día o un fin de semana de pajareo. Esta cuadrícula merece la pena, de verdad.



Cuadrícula VK1030

miércoles, 14 de diciembre de 2011

SIN MALVASÍAS

Sin malvasías. Así apareció la laguna del Pueblo, en Pedro Muñoz, este último fin de semana. Un sábado que aproveché para acercarme a este lugar para quitarme un poco el mono de pajareo que corre por mis venas. Y con toda la ilusión del mundo me levanto temprano y, a pesar de la niebla, salgo para empezar a deleitarme con los sonidos del invierno dando margen para que levantara. El frío era intenso, y yo, hasta arriba de abrigo, aguantaba estoico mientras caminaba de aquí para allá en busca de aves. Empecé las pesquisas en la parte oeste de la laguna, donde el camino desaparece por su parte izquierda. Allí me encontré en un carrizal con el común escribano palustre y hasta ocho pájaros moscones vistos simultáneamente. No está mal para empezar. En los campos circundantes se escuchaba el reclamo típico de la alondra común, y pasaban por encima de mi cabeza bandos mixtos de pardillos comunes y jilgueros. La niebla no daba tregua y no desaparecía, así que volví sobre mis pasos y me asomé a los observatorios cercanos al Centro de Interpretación. Mucho paterío, con mayoría absoluta para el cuchara europeo, muy abundante, seguido del ánade real, la cerceta común y el ánade friso. Contabilicé hasta treinta y cinco tarros blancos en la zona que permanecía inundada. Una solitaria cigüeñuela común compartía zona de alimentación con las abundantes gallinetas. Dedicaría mis esfuerzos ahora en recorrer el lado este, más abierto, para observar mejor a las anátidas y poder localizar alguna especie más que hubiera por ahí. Salieron al paso zampullín común y cuellinegro, gallinetas comunes y focha común. Pero había algo que no me cuadraba: "¿dónde están las malvasías?", me pregunté. En un lugar acostumbrado a verlas hasta aburrirte, resulta que no aparecía ninguna. No le encontraba explicación alguna. Mientras volvían a salir al paso escribanos palustres, pájaros moscones y los primeros aguiluchos laguneros (dos machos y dos hembras), yo insistía en buscar y rebuscar al pato del pico azul. El resultado no podía ser más desastroso. Nada de nada.

A lo lejos, un par de busardos ratoneros sobrevolaban la zona donde me hallaba un rato antes. Me alejé de la laguna para buscar esteparias en los campos de los alrededores, con resultado negativo. Con la frustración en el cuerpo, me fui al pueblo a comer. Reanudaría las observaciones por la tarde.

Además de todo lo visto por la mañana, que no es poco, la tarde depararía tres gratas sorpresas. Camino de uno de los observatorios, observo un ave en el suelo, que me hace pensar en una gallineta, cuyo comportamiento muchas veces coincide con lo observado. Cuando miro por los prismáticos, resulta ser un rascón europeo que, tras darse cuenta de que yo lo observaba, no tardó ni medio segundo en salir zumbando hasta la orilla. Cuando llegué al observatorio, el ave ya no estaba. 

Volví al lado más despejado, dando otra oportunidad a las malvasías. Pero la oportunidad, y que oportunidad, me la ofreció otra ave que no esperaba de ninguna manera. Hablaba por teléfono con Mariajo cuando observo una pequeña ave posada en lo alto de una pequeña cota que sirve de elevado oteadero sobre la laguna. "Oye, ahora te llamo, que estoy viendo un gavilán". Dispuse el equipo fotográfico y poco a poco fui subiendo ladera arriba, disparando alguna ráfaga por si al bicho le daba por largarse. El ave en cuestión no se inmutaba y seguía a lo suyo. Pues había que aprovecharlo, y seguí escalando. Yo seguía fotografiando convencido de que se trataba de un gavilán. No me paré ni un instante en corroborarlo. Cuando lo tuve enfrente, a unos 15 metros, me di cuenta que se trataba de otra especie.



Macho de esmerejón


Siempre había visto a esta especie como una lejana bala en mitad de un prado o posado lejos, lejos, y siempre coincidiendo por sus características que se trataba de esta pequeña rapaz venida del centro y norte de Europa. De momento cuelgo la imagen original (con algo de recorte) esperando que pronto pueda tratarla para eliminar algo de ruido y dejarla mejor, pues tuve que tirar de ISO alto ya que la luz era pésima.

Esta observación, y la posterior de un grupito de cuatro alcaravanes en vuelo dirigiéndose a su dormidero, sirvieron para cerrar un buen día de pajareo y aliviar un poco el pesar que tenía de estar en un lugar sin malvasías.