viernes, 30 de diciembre de 2016

DOBLE RACIÓN DE BILISTADO

Este pequeño pillo, de tamaño y comportamiento más propio de reyezuelo que de mosquitero, me dio plantón el año pasado en un pequeño parque de Madrid y desde entonces le tenía ganas. Este pajarillo cría en Siberia y pasa el invierno en el sur de Asia, con lo que su ruta migratoria está definida. Pero en los últimos años, muchos ejemplares han variado esta ruta, pasando ahora por el continente europeo hasta la Península Ibérica, con observaciones casi diarias entre septiembre-noviembre, hasta pasar el invierno en las islas Canarias y el norte de África. Esto ha permitido un influx de observaciones en nuestro país sin precedentes. De hecho, esto ha originado que el status del mosquitero bilistado aquí pase de rareza nacional (necesaria su homologación por el Comité de Rarezas) a rareza local (rareza en el territorio de la observación).

Con todo esto, era prácticamente impensable que se me escapara este año de nuevo, así que me puse las pilas. El año pasado hubo observaciones en todas las Comunidades Autónomas y este iba por el mismo camino, así que era cuestión de esperar a que apareciera alguna cita en Madrid. Y yo, habiéndome documentado sobre la morfología, canto, etc., patrullaba algunas zonas en mis quehaceres diarios por si sonaba la flauta. Pues el 19 de octubre, Delfín González cita un individuo en el parque Juan Carlos I de Madrid, cerca del recinto ferial de IFEMA. Me documento sobre cómo llegar, el punto exacto donde se ha observado, y al día siguiente marcho por la tarde a probar suerte. Quedo con Jesús Ruiz y vamos al lugar. El cielo está plomizo, hace frío y a ratos cae una fina lluvia bastante molesta. En el punto, mosquiteros comunes pero nada más. Nos damos una vuelta por los alrededores pero nada. Volvemos al punto de nuevo y nos encontramos a Delfín, que se ha acercado para localizarlo también. Después de un rato de búsqueda infructuosa y animada charla, un pequeño pajarillo pasa por delante nuestro y se detiene en lo alto de un árbol. "¡Ahí está! ¡Ese es!", exclama Delfín. Me pongo de los nervios, corremos hacia el árbol y buscamos entre las ramas. Y, por fin, ante mis prismáticos, este pequeñín siberiano al que tenía muchas ganas. Muy inquieto, siempre en constante movimiento, desaparecía al cambiar de árbol para, unos minutos después, reaparecer en otro lugar. Y pude comprobar de primera mano lo que había leído acerca de su tamaño y comportamiento, más propio de un reyezuelo que de un mosquitero, como he mencionado al principio. Sinceramente, no esperaba que fuera tan pequeño. Pues así estuvimos un rato, persiguiéndolo por todos los árboles del lugar hasta que ya nos quedamos sin luz. Me iba a casa más tranquilo.



Mosquitero bilistado Phylloscopus inornatus



Mosquitero bilistado Phylloscopus inornatus


No quedó ahí la cosa con el bilistado. El 9 de noviembre, Delfín González (quien si no) citaba otro ejemplar en el parque Felipe VI, en Valdebebas. Por supuesto, tampoco iba a desaprovechar la ocasión y me acerqué unos días después a probar suerte, con la tranquilidad de haber observado ya la especie anteriormente. Quise aprovechar las primeras horas del día en su búsqueda, antes de que el parque se llenara de gente. Empecé a mirar despacio los árboles de la zona donde se había citado con anterioridad, sin localizar apenas nada. Fue en un enorme árbol cerca de un estanque donde, a simple vista, me pareció observar algo pálido en un pajarillo que pasó fugazmente por delante. Lo primero que me vino a la cabeza fue que era el bilistado, así que me animé a localizarlo e identificarlo. "¿Por qué no?", me dije. La intuición no me falló y, a los pocos minutos, ya lo tenía de nuevo en el visor de mis prismáticos. La satisfacción se expresó en la gran sonrisa que tenía esbozada en mi cara. Un buen rato estuve detrás de él, haciendo algunas fotos, descansando (terminé con el cuello roto), apareció de nuevo Delfín y otras personas más, y allí estuvimos de nuevo hasta que decidí que era ya suficiente y que debía volver a casa. De nuevo, la alegría era inmensa y me volví muy contento. 



Mosquitero bilistado Phylloscopus inornatus



Mosquitero bilistado Phylloscopus inornatus



Mosquitero bilistado Phylloscopus inornatus



Mosquitero bilistado Phylloscopus inornatus



Mosquitero bilistado Phylloscopus inornatus


Pues a un día de despedir el año, esta es la última entrada de este 2016 que ya se nos va, con algunas pendientes de publicar, pero lo dejo para recibir el 2017 como se merece, de la mejor manera posible. Que este año que entra sea mejor que el que dejamos para tod@s.

¡BUEN AÑO DE PAJAREO, PAJARER@S!


Las últimas palabras de este 2016 se las quiero dedicar a mis dos amores: Mariajo, otro año más de vivencias y en el que he seguido alimentando mi amor por ti porque siempre estás a mi lado y eres mi apoyo en todo momento. Y me has dado lo más importante y hermoso que tengo y que tendré siempre: a nuestra pequeña estrellita Sara, nuestro pequeño sol particular, en torno al cual giramos. Ahora mi vida no tendría sentido sin vosotras, lo sois todo para mi. ¡OS QUIERO! 


¡¡¡FELIZ 2017!!!






2 comentarios:

martinreybirdwatching dijo...

Enhorabuena por el bimbo! Aquí en León también pudimos disfrutar de un ejemplar.

Un saludo.

Martinreybirdwatching

Gabriel Lorenzo M. dijo...

Gracias, costó pero al final se consiguió. Un saludo.