viernes, 14 de febrero de 2014

VISITANDO ALGUNOS RINCONES DEL PARQUE REGIONAL DEL SURESTE

Con retraso publico esta entrada correspondiente a principios de mes, y pido disculpas por la demora, pero una inoportuna enfermedad me ha tenido bajo mínimos varias semanas.

Saltan las alarmas a finales del mes de enero con la presencia de una cerceta de Carolina en los humedales sureños de Madrid. Decidí entonces ir a buscarlo el primer sábado de febrero a ver si sonaba la flauta. Me acompañaron en la aventura Rafa Almena, Jus Pérez y Alberto San Martín. Así que el Soto de las Juntas fue el destino mañanero para disfrutar de una jornada de pájaros y, si encima, aparecía el divagante americano, pues redondearíamos un gran día. Desgraciadamente nuestro intruso no apareció. La empresa era, cuanto menos, difícil. Las cigüeñas blancas cicleaban sobre nuestras cabezas y los ratoneros maullaban de amor a la vez que, en diversos asomos al Manzanares, el Jarama y las propias lagunas aparecían varias especies de anátidas, un preciosos calamón y unos cuantos pájaros moscones, sin duda el ave de la mañana. 



Pájaro moscón Remiz pendulinus
(macho) © Alberto San Martín



Calamón común Porphyrio porphyrio
© Alberto San Martín


Nos fuimos a comer a Rivas con el mal sabor de boca que nos había dejado la americana, pero no íbamos a cejar en nuestro empeño de seguir disfrutando de las aves. 

La siguiente parada eran los cortados de la Marañosa desde el puente y Casa Eulogio. Con un poco de suerte podríamos ver halcón peregrino, totovía y collalba negra pero, de nuevo, las aves no aparecieron. ¡Qué tarde más poco productiva! Así es la naturaleza a veces...



Andarríos grande Tringa ochropus
© Alberto San Martín


Solo teníamos una bala en la recámara, acabar el día en Velilla de San Antonio. Tras un agradable paseo hasta los cortados, y ya anocheciendo, distinguimos el canto del búho real. Estaba más cerca de lo que pensábamos y, mientras las garcillas bueyeras nos pasaban en constantes bandos a sus dormideros, de pronto, el búho real emergió de entre las sombras para dibujar su silueta oscura en nuestras sorprendidas retinas. Creo que fue un perfecto fin de fiesta. El penetrante canto del cárabo común nos despidió cuando la noche era ya cerrada. 


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