Aprovechando la celebración del Día Mundial de las Aves, este pasado fin de semana me acerqué a Cartagena para atender asuntos familiares y, de paso, escaparme un rato el sábado por la tarde para quitarme el "mono" de pajareo que se ha apoderado de mi. La salida fue como una contrarreloj, deprisa y corriendo, pues quería visitar varios lugares en poco tiempo, así que no pude disfrutar plenamente del día aunque algo sí se vio.
Empezamos la tarde en la rambla del Albujón y El Carmolí, donde estuvimos mi hermano y yo unos pocos minutos. A lo largo de la costa se asentaban los habituales pescadores, incluido en la misma desembocadura, con lo que descartamos casi de inmediato el permanecer allí por más tiempo. Incluso oímos disparos en las cercanías. En cuanto a aves destacaremos los numerosos aviones comunes y golondrinas comunes que aun no nos han abandonado, las habituales cogujadas comunes, un solitario buitrón y alguna curruca cabecinegra emitiendo su peculiar reclamo.
No perdimos más tiempo y nos fuimos a las salinas de San Pedro. Mi intención era hacer la ruta de Las Encañizadas, con la esperanza de observar migrantes allí. Nada más empezar a caminar desde el molino de Quintín, un buen número de limícolas permanecían allí alimentándose tranquilamente sin inmutarse ante nuestra presencia: cuatro especies distintas de correlimos (menudo, común, zarapitín y tridáctilo), cigüeñuelas comunes, vuelvepiedras y chorlitejos grandes. Continuamos nuestro camino mientras seguíamos viendo limícolas a lo largo de la senda, como suele ser habitual. Los zampullines cuellinegros ya empezaban a agruparse en una actitud típica del comienzo del frío. Algunos ejemplares conservaban aun el plumaje estival, no así con los correlimos, todos con plumaje invernal y juvenil. Por supuesto, las gaviotas resultaban ser el grupo más numeroso, destacando la gaviota patiamarilla. Presentaban también buen número las gaviotas reidora y picofina.
Llegados a nuestro destino nos dimos cuenta que, con la hora que era, las aves se encontraban recogidas en zonas alejadas de nuestro punto de observación. Con el telescopio distinguimos, entre otras especies, un pequeño grupo de espátula común, garceta común, cerca de 80 garzas reales, un grupito de gaviotas cabecinegras, numerosos limícolas (algunos sin identificar, por la lejanía y el aire), charrán patinegro y un cernícalo vulgar posado en el tejado de la casa del Ventorrillo. Desgraciadamente, el águila pescadora no acudió a la cita, como era mi deseo.
A la vuelta, la presencia de limícolas había decaído bastante y, para acabar la jornada, y con la noche casi encima nuestro, echamos un vistazo a las salinas, donde destacamos tarro blanco, flamenco común, avoceta y aguja colinegra, todas ellas agrupadas para pasar la noche. Un gran bando de gaviotas nos pasó por encima para poner el colofón a una entretenida tarde de observaciones, esperando volver, como siempre, pronto para seguir disfrutando de mi tierra, que tan buenas alegrías me ha deparado hasta ahora.
Correlimos común
Chorlitejo grande
Zampullín cuellinegro
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