La playa nos permitió descansar y desconectar del mundanal ruido y la monotonía que nos acompaña durante casi todo el año. No es precisamente el mejor destino para aislarse, pero ayuda a pensar en otras cosas que no sean problemas o dudas. Por eso elegimos Matalascañas para pasar unos días, y de paso, no desconectar de nuestra afición: disfrutar de la naturaleza. No son las mejores fechas para ello, como pudimos comprobar en El Acebuche o en El Rocío, donde apenas había agua, pero sí vida, y eso lo comprobamos de primera mano en nuestra incursión en las entrañas de Doñana a última hora de la tarde de un caluroso día de agosto. Y da gusto comprobar cómo la vida sigue fluyendo, cómo la vida sigue su curso sin desviarse de la línea de la vida, y eso es una muy buena noticia para nosotros y para ellos, que no están pasando por su mejor momento pero que, poco a poco, van levantando cabeza. Una nueva generación se muestra al mundo y nos contempla, admiremos su belleza y respetemos su evolución. ¿No hay nada más bonito que observar la vida en su mirada y las ganas de disfrutarla?
Lince ibérico (cachorro nacido en 2012)
Cambiando radicalmente de lugar y paisaje, también disfrutamos de la belleza de la Sierra de Aracena, pasando unos días en Valdelarco (pueblo natal del padre de Mariajo) y paseando por sus únicos paisajes y mágicos caminos. Unos días, en definitiva, para el recuerdo.
Pieris brassicae
Orthetrum brunneum
Crocothemis erythraea
2 comentarios:
Que ganas de volver allá, je je je, lindo ese cachorro de vimos de 5 mesecillos de vida, veremos si el año que viene volvemos y le vemos de nuevo....
besos, Mariajo
Que bien, la mejor forma de comprobar que una especie sigue adelante es con la buena adaptación de los cachorros... Por cierto esa foto con escasa luz, personalmente, le da el toque misterioso que la especie merece, enhorabuena
Un saludo
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