El pasado puente de San Isidro nos vino de perlas a mi amada Mariajo y a mi. Una escapada a mi tierra para desconectar y quitarse preocupaciones de la cabeza es lo que necesitábamos, y cundió. Vaya si cundió. Hubo tiempo para hacer todo lo que teníamos pensado, sin prisas ni estrés. Visita a la familia, pajareo y playa. Lo agradecimos, lo agradecimos mucho. Las playas de Villananitos y Torre Derribada nos dieron esos momentos de relax y tranquilidad, con alegría y amor. Mar en calma, no mucha gente y deseos de que el tiempo se parara.
Otro momento de relax y sosiego fue los paseos y visitas a nuestras queridas salinas de San Pedro del Pinatar, que siempre deparan buenos momentos. No andaba mal la cosa de bicherío, destacando la presencia de, como siempre, flamencos y tarros blancos, además de limícolas varios (chorlitejos grande y patinegro, correlimos zarapitín, menudo, tridáctilo y común, avocetas, cigüeñuelas y archibebe común), charrancitos y charranes comunes por doquier y bastante paseriforme. Un par de jornadas de pajareo sin prisas ni agobios, degustando el lugar como nunca antes lo habíamos hecho.
Todo fue a pedir de boca, fue un momento especial y la pena se apoderó de nosotros cuando nos enfrentamos con la cruda realidad de la vuelta a Madrid. Habrá que buscar otro momento para bajar de nuevo.
Gaviota picofina
Vuelvepiedras
Cigüeñuela común
Charrancitos
Correlimos tridáctilo
Correlimos zarapitín
2 comentarios:
Esos limis cada vez te quedan mejor...volveremos allí tantas veces como podamos te lo prometo.
Te amo
Estupendas fotos, especialmente la del zarapitín. Te echaremos de menos, a ti y tu cámara, en Noruega!
Un abrazo.
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