domingo, 13 de junio de 2021

UROGALLO, ESPÍRITU DEL BOSQUE

Una hora antes de la acordada para reunirme con el guía, ya me encontraba sentado en un banco disfrutando de una agradable temperatura y esperando que llegara el momento de iniciar el camino. Puntual como un reloj, ya estábamos todos preparados para empezar la jornada. Tras las presentaciones y la colocación de los equipos en el pequeño todoterreno, la carretera ya nos esperaba. La verdad es que el trayecto no se hizo especialmente largo y cuando nos quisimos dar cuenta, ya nos encontrábamos al pie de un inmenso bosque de pino negro en los que aguardaba una dura ascensión de poco más de un kilómetro pero salvando un desnivel de cerca de 300 metros. Marcando cada uno su ritmo, se podía subir mas o menos en condiciones, tomando aire en alguna parada mientras disfrutábamos de unas inmejorables vistas de las aún nevadas montañas salpicadas de infinitas masas de bosque. Los últimos metros se me hicieron eternos pero, por fin, ya habíamos llegado al claro del bosque donde se ubicaban los hides, nuestro "hogar" hasta el día siguiente. Tras la asignación de los puestos, se pudo dejar el equipo en el suelo y tomar algo de aire y relajar las piernas y la espalda. Aproveché la ocasión para cambiarme de ropa y poco más porque ya nos teníamos que introducir en las tiendas y desaparecer de las vistas de nuestro objetivo que, seguro, ya nos estaba vigilando. Tras cerrar las cremalleras, no había opción de salir y ya éramos prisioneros del bosque.

Tras ordenar un poco el habitáculo, me abrigué y me asomé por una de las ventanillas para disfrutar del paisaje y, por qué no, de algún madrugador urogallo, que gustaban de revolotear por el cantadero esa misma tarde. La noche se hacía dueña del cantadero y el bosque se iba tornando azabache, la temperatura caía al mismo tiempo que la luz y me di cuenta de que era hora de cerrar y descansar, el agotamiento me iba venciendo poco a poco. Me sobrecogió el abrumador silencio que dominaba el lugar, solo alterado por los aleteos de los primeros machos que llegaban para dormir. Apenas podía creer que a escasos metros encima nuestra, algunos de los últimos urogallos pirenaicos se acomodaran para pasar la noche, acompañándonos en tan única y maravillosa aventura. Cerré los ojos y me dejé dominar por el sueño. 

Los nervios no me los pude quitar desde el momento en que llegué a Vielha el día anterior, pensando en todos los acontecimientos que me iban a acompañar en tan singular aventura, y esa noche en mitad del bosque no iba a ser una excepción. Varias veces abrí los ojos y agudicé los oídos, sintiendo en la lejanía el inconfundible canto del mochuelo boreal, otro de los deseados. Al menos esta vez me lo llevé de oído. Otro motivo para volver.

La noche pasaba y no veía el momento de levantarme y abrir una ventana para esperar el momento que había soñado durante mucho tiempo. El "raro" canto de una cercana chocha perdiz fue mi despertador y en cuanto percibí algo de luz entrando por algún hueco de la tienda, me incorporé, no sin esfuerzo, dejé el equipo a mano y me senté intentando intuir alguna sombra entre los árboles. Llega el momento cuando diviso una gran silueta alejada de mí y los nervios apenas me dejan abrir la pequeña ventana que tengo a mi lado. Cojo los prismáticos y ahí está, mi primer urogallo. Simplemente increíble. Me quedo sin palabras y trato de seguirlo y no perderlo. Aún no hay opción de foto y sigue lejos, así que me deleito con su presencia. Quien me iba a decir que lo iba a disfrutar como nunca un rato después, ni me lo podía imaginar. Los minutos pasan rápidamente, la luz clarea poco a poco el cantadero y el macho empieza a recorrerlo sin prisas, emitiendo ese característico y único canto que me deja con la boca abierta. Vuelvo a quedarme sin habla, no atino a colocar el equipo, intuyendo sus movimientos y los nervios me atenazan de nuevo. El sol se va imponiendo despacio en el cantadero y, a la mínima oportunidad, empiezo a disparar. Tenía la esperanza de que, según transcurría la mañana, podría bajar el ISO hasta cifras normales, pero tardaría un rato en llegar el momento. Pero aún así, no me resisto a empezar a llenar la tarjeta de memoria, alternado con segundos en que prefiero usar los prismáticos para no perder ningún detalle. El macho sigue recorriendo sus dominios sin importarle lo más mínimo que los hides estén a pocos metros (y me atrevería a decir que centímetros) de por donde él pasa, con su asombroso cortejo, la cola en abanico, saltos y aleteos estruendosos y peculiar reclamo. Durante unos minutos pude observar también una hembra, que se perdió rápidamente.

Con el avance inexorable del tiempo, uno se da cuenta de que el momento toca a su fin cuando la actividad en el cantadero decae. El macho cierra su cola, y se aleja mientras picotea en el suelo. Y cuando te quieres dar cuenta, desaparece como la bruma de los picos más altos de la montaña buscando la seguridad del bosque. Al parecer, y aunque parezca lo contrario, no se alejan demasiado por lo que, una vez el guía nos indica que ya podemos salir de las tiendas, solo nos da tiempo a estirar brevemente las piernas y la espalda, sacar el equipo e iniciar el descenso, más duro todavía que la subida. Personalmente me cuesta mucho más por las rodillas pero llego al punto donde dejamos el coche e iniciamos la vuelta a Vielha. 

No puedo evitar echar la vista atrás y reflexionar de nuevo sobre lo que acabo de vivir. "El gran fauno alado del bosque", como lo definió Félix Rodríguez de la Fuente, acaba de regalarme posiblemente uno de los mejores momentos, si no el mejor, que he tenido el privilegio de vivir en plena naturaleza. ¡Larga vida al espíritu del bosque! Que el futuro te sea próspero.


Urogallo común Tetrao urogallus aquitanicus
 
 
Urogallo común Tetrao urogallus aquitanicus
 
 
Urogallo común Tetrao urogallus aquitanicus
 
 
Urogallo común Tetrao urogallus aquitanicus
 
 
Urogallo común Tetrao urogallus aquitanicus
 
 
Urogallo común Tetrao urogallus aquitanicus
 
 
Urogallo común Tetrao urogallus aquitanicus
 
 
Urogallo común Tetrao urogallus aquitanicus


jueves, 5 de septiembre de 2019

20 ANIVERSARIO DE SPAINBIRDS

El pasado mes de junio se celebró en el inigualable entorno de la sierra de Gredos el 20 aniversario de Spainbirds, agencia pionera en turismo ornitológico en nuestro país, y del que tanto he aprendido. Y es que veinte años siendo referencia dentro y fuera de nuestras fronteras no es nada fácil, lo que dice mucho de ella y de la gestión por parte de su director, Santi Villa. Él es y ha sido la cabeza visible de un proyecto que ha permitido a mucha gente adentrarse en el mundo de las aves, en el que me incluyo, adquiriendo conocimientos y amor por este maravilloso grupo de animales, y que no hubiese sido posible, además, sin el apoyo de personas que han dado consistencia al concepto y lo han ejecutado a la perfección, logrando algo que hubiese sido quizás inimaginable: una gran familia. Y esta gran familia es lo que nos encontramos Mariajo y yo ese fin de semana que subimos a Gredos para, como no, acompañar y apoyar esta celebración de la que queríamos ser partícipes. 

Allí nos encontramos con viejos amigos, algunos que no veíamos hace tiempo, y eso es siempre una enorme alegría. El motivo fue suficiente para que más de cien personas nos reuniéramos allí, nos viéramos, nos saludáramos, habláramos y recordáramos momentos vividos, que han sido muchos, en nuestras excursiones y viajes a bordo del gran barco que es Spainbirds. 

El encuentro me hizo recordar momentos de cuando, por ejemplo, empezaba en esto de la observación de aves. Como al principio tenía "frito" a Santi con tanta pregunta y como, con el paso del tiempo, noté cómo adquiría cada vez más conocimientos sobre aves, conocía sitios para observar aves y hasta pude viajar al extranjero para seguir disfrutando de ellas. También conocer gente extraordinaria, hacer grandes amigos con los que compartir afición y también un paso muy importante en mi vida: al amor de mi vida, Mariajo que, a su vez, me ha regalado lo más preciado que tengo en este mundo, nuestra hija Sara 💖💖💖

Pues mucho de esto no hubiese sido posible, seguramente, sin Spainbirds en nuestras vidas porque, esto último es cierto, esto ya forma parte de nosotros. 

Reitero lo dicho antes, Spainbirds ha conseguido crear una gran familia con un denominador común: la observación de aves. Y esta unión es la gasolina que hace que todo se mueva, además, en buena dirección.

Volviendo a la celebración en sí, comentar que fue un fin de semana estupendo, con el reencuentro de muchos y buenos amigos, charlas muy didácticas y momentos emotivos y divertidos. 

Deseo de todo corazón larga vida a Spainbirds y, como mínimo, otros 20 años más fomentando y enseñando esta bella afición que es el birdwatching, y muchas más reuniones así 😉

¡¡¡SE OS QUIERE, BESOS Y ABRAZOS 
PARA TODOS!!!




miércoles, 10 de abril de 2019

FUIMOS A VER CARRETONAS Y VOLVIMOS CON...

El último domingo de marzo, varios integrantes del grupo de whatsapp Mundo pajarero quedamos en las lagunas de Miralrío, en Velilla de San Antonio, para intentar observar un macho de cerceta carretona que llevaba un tiempo sedimentada allí. Esa mañana desapacible nos iba a deparar muy buenos momentos, quién nos lo iba a decir. Un primer vistazo a la primera laguna (la más cercana a la carretera) ya deparó buenas observaciones: varios aguiluchos laguneros planeando sobre el carrizo, unos solitarios andarríos grandechorlitejo chico, un lejano calamón, una maraña de aviones zapadores, comunesgolondrinas  comunes, el canto distante de varias buscarlas unicolor... Empezaba bien la jornada.

Comenzamos la caminata hacia la segunda laguna, en un recorrido circular que permitiría bordear todo el complejo. Llegamos a un mirador con mesas que nos permitía una buena vista, y permanecimos allí un buen rato, deleitándonos con el vuelo de los milanos negros, el peculiar canto del pájaro moscón y el mas que posible reclamo del torcecuello, que oímos varias veces. Al iniciar de nuevo la marcha, un calamón nos permitió una observación privilegiada sin apenas inmutarse. Había una buena representación de anátidas, con cuchara europeo, ánade real, ánade friso, una pareja de cerceta común pero ni rastro de la carretona. Las primeras lavanderas boyeras ya se dejaban ver, dos de la subespecie iberiae y una de la subespecie flava. Un fugaz pechiazul dio la nota de color al recorrido, alguna buscarla se dejaba intuir más que ver y, en un recodo del camino, se dejó ver una hembra de porrón pardo. 

En ese momento empezó a lloviznar y obligó a apretar un poco la marcha, conscientes de que la carretona nos había dado esquinazo. Llegamos a otro mirador en la parte norte de las lagunas, cerca de unas ruinas, donde la lluvia cesó un poco. Estábamos ya cerca del punto inicial de la ruta y dábamos por finalizada la mañana. Entonces ocurrió el momentazo. Me fijé en un pequeño pájaro posado en una rama en medio de un árbol seco y pensé que era un verdecillo. Aun así, le eché un vistazo. Mi primera impresión fue que tenía rasgos de escribano palustre, y en principio lo dejé así. Pero estaba "mosca" y volví a observarlo. El pájaro seguía tranquilamente en la rama y me permitió verlo con mas detenimiento. Enseguida saltaron las alarmas. "Un telescopio, poner un telescopio a ese pájaro", grité. "Hazle una foto", proseguí. Y al echar una mirada se confirmaron mis sospechas. "Escribano pigmeo, es pigmeo", clamé. El grupo se revolucionó y echaron mano a sus telescopios y prismáticos. Ahora los detalles se veían claros: pequeño tamaño, cara rojiza bordeada de líneas negras, patas pálidas, anillo orbital patente, líneas del pecho bien marcados... hasta el culmen recto se le veía perfectamente. Un vistazo a la guía de aves y la comparativa con las fotos y la observación confirmaron el momentazo: escribano pigmeo de libro. El regocijo y la alegría estaba más que justificada. A la vez que lo celebrábamos, el ave voló detrás de un taray y desapareció. No volvimos a relocalizarlo.

Al parecer, se trata de la tercera cita conocida para la Comunidad de Madrid, y la primera de un ave que no es capturada para anillamiento. Cita de primera categoría para la región.



De izquierda a derecha: Sara Navarro, Julián Sánchez, Christophe Pontegnie, Víctor Aparicio, Gabriel Lorenzo y Miguel Ángel García de la Concha (foto: Sara Navarro)




Escribano pigmeo Emberiza pusilla


Gracias a Sara, Julián, Christophe, Víctor y Miguel Ángel por esta inolvidable jornada. Muchas más así, ¿vale?

Ahí queda eso, a ver si continúa la racha. Gracias por pasar por aquí.

¡Qué lo disfrutéis!

lunes, 31 de diciembre de 2018

SERRETA CHICA ARAGONESA: ÚLTIMA ENTRADA DEL AÑO

Última entrada del año la de este bimbo que me llevé a casa el pasado mes de noviembre. Se que el blog está muy descuidado, pero ahora no tengo ni tiempo ni fuerzas para mantener cierto ritmo de publicaciones, por lo que pido disculpas por ello. Ojalá 2019 sea el año de "retorno" de esta publicación, porque no será por falta de material (hay mucho, además).

Por ahora os dejo, como dije al principio, con esta avecilla a la que tenía ganas y que, por fin, pude disfrutar hace un mes en Ejea de los Caballeros, en la llamada Estanca de El Gancho, en las afueras de esta localidad. 

La tarde del sábado me presenté recién bajado del autobús para verlo cuanto antes, con buena climatología pero el sol de cara, con lo que las fotos son a contraluz. Además, su comportamiento retraído no hacía la observación más fácil, y mucho menos las fotos, pero me contentaba, como no iba a ser de otra manera, con la observación de este bimbo, el último del año. La mañana del domingo amaneció con cielo cubierto y llovizna, refugiándome en el observatorio que hay al este de la charca hasta que abriera el cielo, hecho que sucedió ya al mediodía. Pude disfrutar de nuevo con la elegancia de este pequeño pato saliendo de una cercana masa de vegetación, donde pasa la noche, paseándose por delante del observatorio mientras se acicala y se alimenta tranquilamente. Eso sí, siempre manteniendo distancia con la orilla. Por fin pude disfrutar de la serreta chica, volviendo a Madrid con una sonrisa de oreja a oreja. Os dejo a continuación con unas fotos de la protagonista de esta entrada.



Serreta chica Mergellus albellus



Serreta chica Mergellus albellus



Serreta chica Mergellus albellus



Serreta chica Mergellus albellus



Serreta chica Mergellus albellus


Aprovecho para desearos un feliz 2019, que traigan más bimbos que este año que se acaba, salud y felicidad para todos. ¡Qué lo disfrutéis!

PD: y a ver si me pongo las pilas con el blog ;-)

sábado, 24 de marzo de 2018

NUEVO BIMBO, ESTA VEZ EN EL SUR

Después de dos citas de aves abatidas, saltaba la sorpresa en Cádiz. Un zorzal rojigrís aparecía en unos jardines en plena ciudad, descubierta por Carmela Quijano e identificada por Paco Jácome y Manuel Jiménez (enhorabuena a los tres), y la noticia no tardó en difundirse. Lo bueno de esta observación es que, por fin, se trataba de un ave del que se podía disfrutar y cuyas observaciones llegaban a ser muy buenas debido a la cercanía y la relativa confianza del ave. Así pues la oportunidad la pintaban calva y organicé un viaje express para tratar de observarla. Se trataba de la cuarta cita para España de esta especie siberiana y que, en estas fechas, debía estar en el sureste asiático invernando. Allí me presenté el primer sábado de marzo por la mañana, en plena borrasca, con la esperanza puesta en una segura observación. Cuando llegué a los jardines de Varela, me encontré con el primer revés; los jardines estaban cerrados debido al temporal. Pero gracias a la información que varias personas me comunicaron por teléfono y Facebook, sabía que el ave se movía cerca de las vallas que delimitan el parque y que tenía por costumbre acudir a beber a una fuente cercana. Había otras personas buscando y no tardaron en localizarlo. Más pequeño que un mirlo común, su comportamiento era idéntico a este, como todos los túrdidos, y no se estaba quieto ni un segundo. Poco más puedo contar, que disfruté de él toda la mañana y a la hora de comer decidí irme y descansar después. Ya había cumplido de sobra. A continuación, unas fotos del protagonista.



Zorzal rojigrís Turdus obscurus



Zorzal rojigrís Turdus obscurus



Zorzal rojigrís Turdus obscurus



Zorzal rojigrís Turdus obscurus


Como veis, el viaje relámpago fue provechoso. Gracias por seguir el blog.

¡Qué lo disfrutéis!


jueves, 22 de marzo de 2018

RAREZAS EN EL NORTE CON SPAINBIRDS

Pues un año más, y creo que ya son tres, nos aventuramos unos pocos intrépidos, de la mano de Spainbirds, hacia el frío y la lluvia en busca de rarezas. Esta vez visitaríamos, como el primer año, Asturias y Galicia buscando rarezas ya observadas con anterioridad y alguna nueva.

Hasta última hora no decidimos, casi llegando, cual sería el primer lugar que visitaríamos, pues en Avilés se estaba observando una gaviota de Delaware y en Gijón, dos gaviotas polares. Vimos que el tiempo daba una tregua y decidimos ir primero al puerto de El Musel a por las polares. Además de estas gaviotas, observamos como especie interesante un colimbo grande.



Gaviota groenlandesa Larus glaucoides



Gaviota groenlandesa Larus glaucoides



Gaviota groenlandesa Larus glaucoides



Gaviota patiamarilla Larus michahellis


Antes de abandonar Gijón nos asomamos a la playa de Poniente con la intención de observar un zampullín cuellirrojo que permanecía en la zona. Tuvimos suerte y pudimos disfrutarlo. No fue nada agradable descubrir también el cadáver orillado de un fulmar boreal.

Tampoco localizamos en la desembocadura del río Piles y la playa de San Lorenzo un gavión hiperbóreo pero, a cambio, disfrutamos de un nutrido grupo de otras especies de gaviotas y algún ejemplar de correlimos oscuro.



Gaviota reidora Larus ridibundus


Rápidamente salimos hacia Avilés, parando en el embalse de La Granda, donde disfrutamos de un lejano macho de porrón bastardo. Después de un rato dando vueltas para salir del complejo industrial, ahora sí que íbamos para Avilés donde Merche tenía controlada la gaviota de Delaware. Pero como suele pasar en esto de la observación de aves, cuando llegamos, el ave había levantado el vuelo y había desaparecido del lugar que usaba de dormidero. Esperamos un buen rato, casi hasta que se hizo de noche, con la esperanza de que apareciera de nuevo pero no volvió. Con este revés acabamos el primer día y nos dirigimos a nuestro hotel en Burela, donde empezaríamos el pajareo a la mañana siguiente.


A primera hora estábamos recorriendo el puerto de Burela en busca de gaviotas blancas, principalmente. Había poco movimiento de gaviotas en general, así que nos contentábamos con lo que aparecía en el agua, como alca común o colimbo ártico.



Colimbo ártico Gavia arctica



Gaviota argéntea europea Larus argentatus


Ya estábamos planteando la retirada cuando Santi canta un gavión hiperbóreo en vuelo por encima de nuestras cabezas, perdiéndose entre los tejados de las naves. Intentamos localizarlo pero no hubo manera. Tengo muchas ganas de pillarlo en condiciones pero no hay forma. Una breve parada en San Cibrao y el Portiño de Morás no deparó nada interesante, por lo que ya pusimos rumbo a la ría de Ortigueira. El primer objetivo, en las afueras de Morouzos, era un grupo de ánsares piquicortos que llevaban un tiempo por allí. Desgraciadamente no los pudimos localizar. La siguiente parada era Cariño, donde este año no han citado a Phil, la gaviota de Bonaparte que lleva años visitando el lugar. A cambio, localizamos otra gaviota polar en el otro extremo de la playa. Volvimos a la ría de Ortigueira, donde tuvimos un 50% de éxito; vimos el negrón especulado que lleva un tiempo allí y falló el macho de silbón americano. Última parada en Cedeira para observar eider común, con resultado positivo. Noche en Cee.


Nuestro último día en Galicia amanecemos en Nemiña/Lires para observar un adulto de gaviota argéntea americana que lleva varios años visitando la zona. Contamos, una vez más, con la inestimable ayuda de Fernando Pereiras, al que doy las gracias por su ayuda, esperando repetir el año que viene. La observación, al otro lado de la ría, es satisfactoria. Añadimos a la lista un primer invierno de gaviota cana y martín pescador. Dadas las previsiones metereológicas adversas a nuestra vuelta a Madrid, decidimos acortar la visita a este espectacular paraje y dirigirnos a la última parada del viaje: cerceta aliazul. Para ello, llegamos a Cabaña de Bergantiños y realizamos un paseo por una pasarela de madera paralela a la ría. Recorremos un lado sin éxito y a la vuelta, nos tenemos que refugiar en el vehículo debido a un fuerte chaparrón. En este momento puedo decir que vivimos el momento mágico del fin de semana. Dos personas con telescopio vuelven al aparcamiento con la lluvia aun presente y Santi decide ir a preguntarles si han visto la cerceta. Veo que los tres, tras una breve conversación, vuelven juntos y llegan a la altura de la furgoneta. La lluvia ha parado y bajamos del vehículo. Santi nos presenta: "Chicos, tengo el placer de presentaros a José Luis Rabuñal". Ante nosotros se encontraba un maestro de la ornitología gallega y española, una autoridad al que debemos el auge de la observación de aves en nuestro país. El revuelo estaba justificado, estábamos encantados de tenerle ahí y poder hablar con él. Nos contó con emoción su famosa anécdota de su observación de chorlitejo semipalmeado allá a finales de los 70, y lo narraba como si hubiera sido ese mismo día. Encima, nos dio la buena noticia de que la cerceta seguía allí. Fue un enorme placer  y un honor conocerle y haber podido conversar con él, escuchando sus innumerables historias y citas de un pionero de la ornitología en Galicia y España. Como podéis imaginar, pudimos observar la cerceta unos minutos, antes de que otro tremendo chaparrón precipitara nuestro regreso a Madrid, sin contratiempos.



Cerceta aliazul Anas discors



Cerceta aliazul Anas discors



Cerceta aliazul Anas discors


Gracias por seguir el blog, un saludo.



miércoles, 14 de marzo de 2018

BUSCANDO RAREZAS EN CANTABRIA

Retomamos el ritmo del blog con la que fue mi primera salida del 2018, un fin de semana de enero en Cantabria en busca de rarezas. El plan era visitar la Marisma Blanca y Cicero en busca de porrón osculado y zarapito trinador americano, respectivamente. 

La llegada a Santander vino acompañada de muy mal tiempo y yo, temeroso de que las rarezas desaparecieran, decidí casi sobre la marcha dejar las cosas en el hotel y dirigirme de inmediato a Astillero a por el porrón osculado. Así pues llegué a la Marisma Blanca a primera hora de la tarde y aposté el telescopio en una zona a cubierto de la lluvia. Ahora tocaba rastrear la laguna y tener algo de suerte. Muy animada estaba la cosa con fochas comunes, mucha anátida, una pareja de cisne vulgar y varias gallinetas comunes, entre otras aves. Después de un rato buscando sin éxito, decido moverme hasta el pequeño observatorio para tener una mejor panorámica de la lámina de agua. Bueno, pues no tardé mucho en localizar al objetivo de la visita en el otro extremo de la laguna. ¡Bimbo! La lástima fue que no había luz, llovía y estaba lejos, la observación fue pobre, y las fotos ni os cuento. Pero lo había observado, y con eso me daba con un canto en los dientes. Ahora tocaba volver al hotel y descansar porque al día siguiente tocaba el día grande.


Este día tocaba una hora de trayecto en FEVE hasta Cicero para localizar y bimbar el zarapito trinador americano que llevaba casi un año en la zona. Un divagante neártico citado por primera vez por Haritz Sarasa y David Arranz el 29 de enero del 2017. Lo dicho, casi un año (en el momento de publicar esta entrada, esta especie se ha citado el 10 de marzo). Tuve la inestimable ayuda de Álvaro Bustamante, que se ofreció por FB para acompañarme, y al que doy las gracias por su ayuda. Desde el apeadero de FEVE nos dirigimos primero a unas pequeñas conserveras de la zona para resguardarnos de la lluvia. Algún zarapito trinador se movía por ahí hasta que di con uno que me pareció distinto. Ceja muy marcada, color marrón más claro... Después de unos minutos siguiéndolo por el telescopio, Álvaro no duda a la hora de confirmar que se trata de nuestro objetivo. Estaba en el buen camino. Una tregua climatológica nos permitió acercarnos a una pasarela de madera donde había más opciones de observación. Efectivamente, el zarapito se acercó a nuestra posición, y con los telescopios pudimos verlo en detalle. Una amenazadora nube se acercaba con malas intenciones, y empezaba a lloviznar cuando nuestro protagonista echó un corto vuelo, alejándose de nuestra posición, permitiendo que viéramos la principal característica para confirmar que es trinador americano: su ausencia de cuña blanca en el obispillo. ¡Otro bimbo! Y a correr al coche. Y en ese corto trayecto, vivimos y observamos una escena de naturaleza pura que queda grabada en las retinas por siempre: un ratonero común prueba suerte lanzándose a por una incauta garcilla bueyera. Incluso yo percibo alguna pluma blanca en el aire. Lo que no esperábamos es que ¡un azor también estaba en el lance! y no nos habíamos dado cuenta. Alzó el vuelo y nos pasó delante a la altura de los ojos, pudiéndolo ver en detalle. Cuando llegamos al coche no pudimos por menos que felicitarnos por tan excepcional observación. No hizo falta ni prismáticos. El aguacero duró lo que tardamos en abandonar el lugar y asomarnos al observatorio de La Arenilla, donde observamos barnacla carinegra, colimbo grande, zampullín cuellirrojo y el famoso eider que lleva un tiempo por allí. En cuanto mejoró un poco el tiempo, regresamos a la pasarela. Álvaro se tuvo que ir al rato y yo me quedé con la esperanza de poder hacer una foto del ave pero no se dejó. El cielo volvía a amenazar y decidí regresar al apeadero, previa parada en un bar cercano para tomar algo caliente.

Último día completo, con mejoría del tiempo, y que decidí dedicar a mejorar fotos de las dos especies objetivos del viaje. Así pues, primera parada de nuevo en la Marisma Blanca para porrón osculado. La sorpresa aquí fue encontrarme con Pedro Tapia, Jesús Ruiz y Javier Martínez, que venían a lo mismo. Disfrutamos un rato del pato en cuestión.



Porrón osculado Bucephala clangula


La siguiente visita fue a la marisma de Alday, con presencia de un precioso macho de porrón acollarado. No pude resistir la tentación de unirme al grupo. ¡Gracias chicos! En una charca pegada a un complejo comercial, disfrutamos de nuevo de bastante paterío, incluido nuestro protagonista. ¡Por fin me echaba al bolsillo al macho! No era bimbo pero, como acabo de decir, le tenía ganas al macho.



Porrón acollarado Aythya collaris


Todo venía de cara. Ellos se quedaban a comer por allí y después emprendían viaje de vuelta y yo cogía el FEVE para volver a Cicero. Aproveché la espera del tren para comer. Y toda la tarde en la pasarela donde, ahora sí, pude disfrutar del zarapito trinador americano en todo su esplendor. Y conseguí algunas fotos, en vuelo también, de esta megarareza. En las siguientes fotos se aprecian las principales características que lo diferencian de nuestro zarapito trinador: ceja muy marcada, color general pardo más claro, pecho y flancos con barrado muy difuso y ausencia de cuña blanca en el obispillo (en la última foto se aprecia perfectamente). Ahora sí que me podía ir con una sonrisa en la cara, y descansar bien después de tres días a tope. 



Zarapito trinador americano Numenius hudsonicus



Zarapito trinador americano Numenius hudsonicus



Zarapito trinador americano Numenius hudsonicus



Zarapito trinador americano Numenius hudsonicus



Finalmente, dar las gracias a todos los que ofrecieron su ayuda a través de FB y por privado (especialmente a Máximo Sánchez Cobo) y me pasaron datos y coordenadas para facilitar el acceso a los lugares de observación. ¡Muchas gracias!